En general, una empresa familiar nace como un emprendimiento personal del dueño, el que en algunas ocasiones cuenta con la colaboración de su cónyuge. Posteriormente, en la medida en que los hijos se encuentran en edad de trabajar, se van incorporando a la misma. En consecuencia, prácticamente sin darse cuenta, se encuentran trabajando en la empresa dos generaciones: los padres y los hijos.
Una vez que esto ocurra es conveniente que la familia inicie un trabajo de análisis de la situación de cara al futuro para luego definir qué tipo de empresa familiar desea ser. Para la realización de esta tarea, es conveniente que la familia cuente con el apoyo de un consultor que pueda ser un facilitador que permita que el trabajo se realice en forma ordenada y que se arriben a conclusiones que sean de utilidad tanto para la familia como para la empresa.
En este sentido, conforme a cuál sea el involucramiento de la familia en la propiedad, la dirección o la gestión de la empresa, se tienen, fundamentalmente, los siguientes tipos de empresa familiar.
Empresa de trabajo familiar: en la que todos los miembros de la familia pueden participar de la gestión.
Empresa de dirección familiar: en la que los familiares participan exclusivamente en la dirección y la gestión está a cargo de no familiares.
Empresa de inversión familiar: en la que la familia no participa ni de la gestión ni de la dirección, sino exclusivamente de la propiedad, ejerciendo el rol de accionistas.
Es muy posible que cuando esté leyendo este artículo pueda ver que, en su caso, la empresa familiar se encuentra en más de una de las categorías mencionadas precedentemente, lo cual es frecuente. Así mismo, existen otros tipos no mencionados considerando el objeto de este artículo.
Conforme a la definición del tipo de empresa que la familia desee tener, se deberán ir articulando diferentes acciones que permitan que la empresa y la familia puedan coexistir en forma armónica. Esto permite que la familia genere felicidad y la empresa genere rentabilidad.
La realización de esta tarea es muy importante para la vida tanto de la familia como de la empresa y en ella deben participar todos los integrantes, inclusive aquellos que no tienen ninguna partición en la empresa. Este trabajo permitirá que la familia defina una visión compartida acerca del tipo de empresa familiar que desea ser lo cual será de suma utilidad para las acciones que vaya encarando en el futuro.
Esta es una tarea que es más fácil de lo que parece, pero requiere tiempo, paciencia, respeto y una firme decisión del fundador. Es fundamental dar el primer paso. Como decía Martín Luther King: “Da tu primer paso ahora. No importa que no veas el camino completo. Da el primer paso y el resto irá apareciendo a medida que avances”.
Marcelo Codas Frontanilla
marcelo@estudiocodas.com
Twitter: @CodasMarcelo
Publicado en la Revista Foco en la edición febrero 2020