Por definición, una terapia es un proceso que se lleva a cabo para alcanzar la solución de una situación. Cuando iniciamos el contacto con los miembros de una empresa familiar, es frecuente que los mismos deseen que el trabajo se centre fundamentalmente en la empresa. Esto es comprensible, porque la empresa es un ámbito que pueden manejar con mayor facilidad.
El ámbito de la familia, sin embargo, es más complejo, ya que en él se encuentran muy presentes las emociones, que suelen generar turbulencias por las que los miembros de las familias no desean pasar.
En la empresa familiar conviven dos grandes entidades que son la familia y la empresa. Por eso, es fundamental trabajar con ambas, y no solo en los aspectos en los que están vinculadas, sino en el ámbito de cada una de ellas.
Debido a estas condiciones, debemos abordar un proceso en la familia y otro en la empresa. Ambos servirán para determinar la situación actual y, en caso de que existan algunas dificultades, asignar las tareas de orden personal y grupal que correspondan para poder superarlas.
Los conflictos dificultan o impiden llevar una vida plena, pues ocasionan malestar y sufrimiento; a menudo, superan las propias fuerzas para resolverlos, por lo que es necesario recurrir a la ayuda de profesionales.
La reconocida psicóloga laboral y experta en organizaciones Carolina Galeano de Bestard afirma que «la mayoría de los problemas que tenemos en la vida y en la empresa son de índole emocional». Por este motivo, tanto en la familia como en la empresa debemos trabajar con las emociones, que consiste, fundamentalmente, en la gestión de las emociones. Esta gestión incluye dos aspectos: uno es aprender a expresar las emociones personales, teniendo en cuenta el momento y el lugar; otro, reconocer y comprender las emociones de los demás.
La gestión de las emociones no implica reprimirlas, sino controlarlas, y cuando las expresamos, hacerlo sin ira ni enojo, para lo cual es muy importante no dejar pasar mucho tiempo, ya que, en caso contrario, se puede dar una explosión, con efectos negativos para todos.
La principal barrera para la gestión de las emociones suele ser que no se cree posible controlarlas. Por lo tanto, la primera tarea es asumir que sí se puede. La segunda barrera suele ser que la situación es tan difícil que supera a la persona y le genera una suerte de parálisis que no le permite avanzar. Por eso se hace necesario recurrir a profesionales de confianza que permitan guiar para hacer un abordaje de la situación conflictiva en forma adecuada y consistente.
El adecuado tratamiento de las emociones, tanto en las relaciones con los miembros de la familia como en la empresa familiar, es fundamental para que las personas puedan desarrollarse adecuadamente, buscando siempre la felicidad en la familia y la generación de ganancias en la empresa.
Marcelo Codas Frontanilla
marcelo@estudiocodas.com
Twitter: @CodasMarcelo
One comment
Sabel Gallardo
2 noviembre, 2020 at 4:45 pm
Excelente aporte, en nuestro país la mayoría de las sociedades son familiares y es muy difícil incorporar el concepto de corporación empresarial y el Principio de Ente, donde no se deben mezclar los intereses personales con los de la empresa.