Mucho se habla en las empresas familiares del retiro del fundador. Ahora bien, el mismo, ¿debe retirarse de la empresa?
Hay posiciones en uno y otro sentido en relación a este tema y depende de cada caso en particular ya que, como es usual, lo que a una empresa familiar le es positivo no necesariamente a otra le resulta igual.
Hay quienes afirman que, necesariamente, llegada una cierta edad el fundador se debe retirar totalmente de la empresa y hay otros que dicen que el fundador no se retira nunca.
En mi opinión, es conveniente que el fundador llegado un determinado momento y luego de culminar el proceso de transición se retire de la gestión, pero creo que no es conveniente que se retire totalmente de la empresa, salvo que existan motivos para hacerlo.
Mi opinión se funda en dos aspectos: El primero, aspecto emocional. Al respecto Rolando Porchini señala: “Cuando tu mencionas la palabra retiro o jubilación en la cabeza automáticamente, el cerebro lo que hace es que cambia el switch y dice: ahora ya estoy. Ahora estoy como en modo avión. Ahora estoy como en modo dejado. Automáticamente nos derrotamos nada mas con hablar de la palabra retiro y jubilación. Es negativo para el cerebro”.
Está absolutamente probado que cuando una persona que trabajó durante toda su vida deja de hacerlo, el proceso de envejecimiento se vuelva más rápido al tiempo que el espíritu de la misma entra en franco deterioro; fundamentalmente por el hecho que la misma no se siente útil.
El segundo es el aspecto empresarial y del valor que puede seguir aportando una empresa que ha llegado a la edad adulta. En este sentido, una persona de aproximadamente 65 ha trabajado 40 o más años y si se encuentre aún con todas sus capacidades, puede ser de mucha ayuda aún para la empresa en un rol que no sea el de la operación.
Así, el mismo puede desempeñar el rol de director o de un consultor, sin presencia física permanente en la empresa, pero aportando a través de reuniones y de opiniones sobre ciertos temas puntuales.
Una de las mayores fortalezas de las generaciones jóvenes es el ímpetu por llevar adelante los negocios. Esto es muy bueno, pero requiere del contra peso de la experiencia que ya ha pasado por iguales o similares situaciones y que puede dar un aporte muy importante para una mejor toma de decisiones. Este rol puede ser cumplido muy eficientemente por el fundador que se ha retirado de la gestión.
Una de las cosas que más se requiere en una empresa es conjugar la experiencia con la juventud y esto existe, de por sí, en una empresa familiar; pero es fundamental que cada uno ocupe un rol determinado que permita una armónica convivencia y que al mismo tiempo pueda lograrse una mayor rentabilidad en la empresa.
Coincido con Manuel Bermejo, cuando expresa: “Creo firmemente en la colaboración multigeneracional como base de la continuidad de la empresa familiar. Los viejos paradigmas de la sucesión que emulaba las luchas en las manadas de leones donde era uno el que, tras voraz batalla, eliminaba al resto de aspirantes deben ser superados. Antes al contrario, del trabajo y la comunicación entre generaciones se van a crear las mejores condiciones para robustecer el legado de la familia”.
Marcelo Codas Frontanilla
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