Hace unos días leí una frase de Manuel Bermejo que dice: “En la empresa familiar, antes de pensar en el crecimiento y transformación hay que resolver y aclarar todos los temas de la dimensión familiar”. La misma me motivó a reflexionar al respecto.
En la empresa familiar conviven dos instituciones que persiguen fines absolutamente diferentes. Por un lado, la familia que persigue la felicidad y por el otro lado la empresa, que persigue la generación de ganancia. Esta dualidad de objetivos es la que suele generar turbulencias en la empresa familiar.
Estas turbulencias son las que deben ser debidamente abordadas y resueltas antes de pensar en avanzar con el crecimiento de la empresa familiar de modo tal que dicho crecimiento pueda ser consistente.
En este sentido, en algunas ocasiones los miembros de la familia ponen el foco exclusivamente en la empresa y en su crecimiento dejando de lado a los temas de la familia y especialmente a los temas que, por tener algún nivel de dificultad, no son abordados.
Un elemento central en toda sociedad es lo que se denomina el afectio societatis que Enrique Zaldívar la define como “la voluntad o intención de asociarse que encierra con mayor o menor acento, de acuerdo al tipo societario, la voluntad de colaborar en forma activa en al empresa común (lo que lleva ínsito el deber de leatal del socio), el anímo de concurrir al alea propia de la actividad negocial, todo ellos desarrollado dentro de un marco de igualdad jurídica, pues en la relacón societaria no existe subordinación de parte de algunos de los contratantes (socios) hacia el o los otros”.
En varias ocasiones nos encontramos con que los hermanos no quieren ser socios y se mantienen en tal carácter mientras vivan los padres pero al fallecer éstos surge la famosa frase “quiero mi parte”. Entonces, el punto inicial es saber si queremos ser socios de modo a poder avanzar a partir de allí.
Otro elemento muy importante es el relativo a los aspectos económicos ya que en muchas ocasiones los miembros de la familia que trabajan en la empresa perciben remuneraciones en función a sus necesidades y no de acuerdo a lo que efectivamente aportan. Esto no es justo para quienes cumplen acabadamente con sus funciones y si esta situación está presente es como una bomba de tiempo que en estallará en cualquier momento.
Igualmente, suelen darse en ciertas ocasiones problemas de relacionamiento entre alguno de los miembros de la familia que no son abordados sino que son metidos bajo la alfombra y que suelen cobrar vida cuando los padres no están. Es conveniente tratar estos conflictos en forma persona o con la colaboración de los miembros de la familia de modo a poder arribar a acuerdos que permitan una armónica convivencia.
El crecimiento y la transformación de la empresa familiar es sumamente importante y en ello deben poner empeño los miembros de la familia. Ahora bien, como lo expresa Manuel Bermejo y lo decíamos al inicio: “En la empresa familiar, antes de pensar en el crecimiento y en la transformación, hay que resolver y aclarar todos los temas de la dimensión familiar”.
Marcelo Codas Frontanilla
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