Cuando hablamos con padres propietarios de empresas familiares nos comentan que quieren lograr el empoderamiento de los hijos con la empresa, que le tengan cariño, que se involucren en ella. A dicho efecto, en general, suelen realizarse acciones tales como: que los hijos inicien su actividad laboral en la empresa familiar, transferirle acciones de la sociedad, entre otras.
En esta oportunidad, quiero abordar algunas situaciones y a partir de allí otras acciones que estimo son interesantes para ser evaluadas y, en su caso, llevadas adelante, conforme se considere conveniente.
El contacto de los hijos con la empresa familiar se inicia a muy temprana edad. En este sentido, si los hijos perciben que sus padres llegan de la empresa a la casa nerviosos y constantemente se dirigen a la misma o hacia sus padres, hermanos, primos de manera violenta y negativa, ello traerá consigo irremediablemente que los niños perciban a la empresa como algo malo, donde los padres no pueden desarrollarse a plenitud.
Suele ocurrir que los hijos no tienen ningún conocimiento de lo que hacen los padres en la empresa y a que se dedica la misma, lo cual les dificulta tener cariño a la misma. Para que esto ocurra, es fundamental que conozcan a la empresa y lo que allí se hace.
En el afán de que los hijos tengan interés en la empresa, muchas veces se transmite a los hijos, a veces de manera imperceptible y otras de forma más evidente, que el padre quiere que sus hijos trabajen en la empresa familiar y que todo el sacrificio que el mismo hace en la empresa es solamente para que los hijos continúen con la misma.
Atendiendo a lo expuesto, estimo que algunas acciones que pueden llevarse adelante son:
Transmitir a los hijos una visión positiva de la empresa familiar, más allá de los problemas que puedan presentarse en el día a día y en especial teniendo en cuenta las dificultades particulares que pueden ser generadas por la relación de la familia con la empresa.
Que los hijos puedan tener conocimiento, desde pequeños, de lo que se hace en la empresa familiar, a cuyo efecto es interesante que los mismos puedan visitar periódicamente la compañía y, cuando la edad lo permita, realizar pasantías de modo tal a adquirir mayores conocimientos acerca de la empresa familiar.
Permitir que los hijos puedan optar libremente por la actividad laboral de su preferencia y, si su deseo es involucrarse en algún momento en la empresa familiar, en su gestión, dirección o propiedad, tratar de generar los espacios para que ello ocurra.
Como puede verse, si la intención de los padres es que los hijos se empoderen con la empresa, que le tengan cariño y que se involucren en ella, es fundamental realizar acciones desde la más temprana edad, siempre en el marco del respeto y de la libertad.
Marcelo Codas Frontanilla
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