Un tema frecuentemente abordado en artículos, charlas y conversaciones es el de la elevada mortandad de las empresas familiares. Estimo que más allá de que en la empresa, sea o no familiar, se presentan dificultades para que ella dure y continúe en el tiempo, es posible que en las del tipo familiar el porcentaje de extinción sea más elevado, por cuya razón son pocas las que llegan a ser asumidas y administradas por la tercera generación de descendientes de las y los fundadores.
Al respecto, considero interesante identificar cuáles son las cosas que deben hacerse y cuáles no, de suerte a permitir que la empresa familiar trascienda de una generación a otra. En esta ocasión, y con la salvedad de que no existen recetas mágicas, deseo abordar una acción concreta que puede y debe encararse para durar en el tiempo: la innovación.
Como lo señala Josep Tapies en su artículo “Sin innovación no hay futuro”: la innovación es el motor de supervivencia de toda empresa y es una forma tanto de renovarse continuamente para no quedar relegada en el mercado como, asimismo, para detectar (o crear) nuevas necesidades.
El componente principal de la innovación es la anticipación al futuro y en ese sentido, una debilidad que suele presentarse en las empresas familiares es que ellas están muy fuertemente ancladas al pasado y viven intensamente el presente, sin pensar en el porvenir.
En consecuencia, es muy importante -en especial para las generaciones jóvenes- trabajar mucho en cuanto respecta a la innovación. Para ello, deben abordar decididamente algunas cuestiones que pueden resumirse en estas:
- Vencer la resistencia al cambio,
- Salir de la zona de confort,
- Romper los propios límites, y
- Dedicar tiempo a y recursos en la búsqueda de la innovación.
Pensemos, por un momento, en lo que era el mundo veinte años atrás y en lo que es hoy; los cambios se producen tan vertiginosamente que la informática y las redes sociales rigen nuestra vida y nuestra conducta. En este contexto, definitivamente, la innovación es una herramienta formidable para que las empresas familiares puedan enfrentar transformaciones profundas y permanentes y continuar en el tiempo.
La innovación se vincula al espíritu emprendedor, característica central de los empresarios fundadores, tanto que el decrecer o perder ese indispensable aliento originario conspira contra la innovación. Por ende, es fundamental que el emprendedurismo fundacional se transmita a las siguientes generaciones.
Permítanme valerme del último número de este año de nuestra revista para extenderles mis mejores deseos de una Feliz Navidad y un 2024 cargado de amor, salud, trabajo y prosperidad. Y que el año entrante nos encuentre trabajando incansablemente para que la empresa familiar pueda trascender en el tiempo.
Marcelo Codas Frontanilla
marcelo@estudiocodas.com
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