En setiembre del 2019 tuve el privilegio, juntamente con dos colegas, de presentar en Asunción la obra de José y Pablo Álamo, titulada “Larga vida a la empresa familiar”. Con la debida autorización de los autores me permito utilizar el título de la obra para el presente artículo.
Como lo expresa Pablo Álamo: “Las empresas familiares son un magnífico lugar para trabajar, el mejor, si se hacen las cosas bien. No es casualidad que la mayoría de las empresas centenarias son propiedad de familias empresarias, con un liderazgo más humano, fundado en unos fuertes valores”.
La empresa familiar cuenta con personas que con gran esfuerzo y amor han fundado la misma, logrando consolidarla a través del tiempo. Esto hace que la empresa familiar tenga alma, lo cual significa que tiene valores, historia, cultura, tradiciones y en algunas ocasiones el apellido es la marca.
Esa alma juega siempre un papel muy importante pero más aún en tiempos difíciles. A la fecha, seguimos con las dificultades generadas por la pandemia del COVID 19 y, a lo largo de este tiempo, hemos visto los esfuerzos de las empresas por mantenerse vigentes.
La empresa familiar, por su vocación de largo plazo y la fidelidad hacia sus stakeholders, sean colaboradores, proveedores o clientes, está en buenas condiciones de hacer frente a la crisis y verla como una oportunidad para salir inclusive fortalecida de ella. Al efecto, una opción es evaluar las fortalezas y debilidades de la empresa familiar de la cual uno forma parte y establecer, a partir de ellas, un plan de acción.
En general, las principales fortalezas son: conocimiento y experiencia en el negocio, compromiso y visión de largo plazo, vínculos de lealtad y confianza, compromiso con los colaboradores, preocupación por la satisfacción de sus clientes, flexibilidad y rapidez en la toma de decisiones.
Las principales debilidades, en general, son: dificultades para la transición generacional, resistencia al riesgo, disputas familiares con impacto en la empresa y viceversa, las remuneraciones, usualmente, no siguen las reglas del mercado, falta de profesionalización.
Un elemento importante en el análisis y la elaboración del plan de acción es tratar de minimizar las debilidades y potenciar las fortalezas e inclusive, las mismas debilidades pueden constituir, si así lo quiere la familia, en oportunidades de mejora. Para ello es necesaria una comunicación sincera, abierta y eficaz
Que este año que se inició hace días nos refuerce la esperanza para un 2021 con paz, amor, trabajo y salud.
LARGA VIDA A LA EMPRESA FAMILIAR.
Marcelo Codas Frontanilla
marcelo@estudiocodas.com
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