Una debilidad que suele estar presente en las relaciones humanas es la dificultad para la comunicación. En el caso de las empresas familiares, habitualmente está dificultad se da con mayor énfasis en la familia y repercute directamente en la empresa.
Si bien existe consciencia de esta debilidad, en general no se toman acciones concretas para mejorar la comunicación. Esto, que parece un contrasentido, se da en un buen número de casos. Probablemente los miembros de las familias no abordan este tema con la idea que de esta manera evitarán los conflictos, pero esta no es una buena idea puesto que, en muchas ocasiones, los conflictos surgen como consecuencia de problemas de comunicación.
En la mayoría de las veces los miembros de la familia prefieren no hablar de ciertos temas por temor a que se generen conflictos y entonces meten el tema bajo la alfombra, lo cual hace que el mismo aparentemente el tema desaparezca, situación que no se da en la realidad ya que el tema siempre permanece presente y con el paso del tiempo el no tratarlo, usualmente generará un conflicto mayor al que se quiso evitar.
Así las cosas, el primer paso es que la familia se dé cuenta que existen dificultades en la comunicación entre sus miembros y asuma responsablemente esta situación, lo cual implica que deberá iniciar un proceso que requiere de tiempo, compromiso y esfuerzo. Hay algunos elementos claves dentro de dicho proceso, que son:
Empatía: Ponernos en el lugar del otro, tratando de entender sus dudas, sus temores, sus dolores.
Escucha activa: Escuchar con atención y hablar lo menos posible. En muchas ocasiones la persona necesita ser oída, no necesariamente requiere de una respuesta.
Confianza: Está se va construyendo por medio de actitudes y gestos.
Apertura: Tanto de parte de quien habla como del que escucha.
Confidencialidad: La confianza que deposita una persona en otra debe ser retribuida manteniendo en sigilo los temas que son tratados.
Ambiente adecuado: Para poder conversar en forma personal o grupal debe generarse un ambiente que invite a dialogar.
Dividir los temas: se deben diferenciar los temas (familiares o empresariales) conforme al objetivo de la conversación.
Coordinación: si la reunión es grupal es conveniente contar con una persona, que bien puede ser un miembro de la familia, que administre el uso de la palabra y el tiempo utilizado por cada uno, así como la generación de conclusiones acerca de los temas abordados.
Fortalecer o reestablecer la comunicación es un proceso que debe ser llevado adelante por los miembros de la familia si esta quiere proyectarse en el tiempo. En caso contrario, las situaciones de dificultad irán en aumento y el quiebre de la relación familiar se volverá inevitable, lo que muy probablemente generará inconvenientes también en la empresa.
Marcelo Codas Frontanilla
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